Cronotopos en Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
En el siguiente trabajo nos centralizaremos en dos situaciones cronotópicas que consideramos fundamentales en la obra de Lewis Carroll. La primera es aquella que se encuentra en el principio y fin de la obra; o sea, la tarde que Alicia pasa junto a sus hermanas a la orilla del río:
“Alicia empezaba a cansarse de estar sentada a la orilla del río sin hacer nada […]”
“Así pues, se puso a considerar (con algún trabajo, pues el calor de aquel día la hacía sentir somnolienta y torpe) si el placer de trenzar una cadena de margaritas compensaba el trabajo de ir a recogerlas, cuando de pronto un conejo blanco de ojos rosados pasó corriendo junto a ella.”
Es importante tener en cuenta que Alicia, luego de esta visión, se deja llevar por la curiosidad que le presenta un conejo con chaleco y reloj, sin saber que se está introduciendo vertiginosamente en sus propios sueños.
Si algo queda claro en la obra de Carroll es la diferencia entre el mundo “real” y el mundo onírico: uno se presenta caluroso y tedioso; el otro caótico y divertido.
Cuando hablamos de caos, no sólo nos referimos a las relaciones espaciales (de pronto Alicia es grande y luego pequeña), sino también a la concepción del tiempo. ¿Cuál es el tiempo de los sueños? Carroll lo define con maestría en el capítulo “Una merienda de locos”: “[…] el Tiempo no quiere saber nada conmigo ¡y para mí son siempre las cinco de la tarde!”, aclara el Sombrero luego de explicar el inconveniente que había sufrido con el Tiempo. Entonces, si en la única referencia que hay a la temporalidad en los sueños, no hay tiempo porque esta detenido, podemos decir que estamos ante dos cronotopos totalmente lógicos: el del mundo “real” y el de los sueños. Pero esta lógica es la que Carroll nos propone y la que Alicia, como soñadora e inventora de su propio espacio-tiempo, va estableciendo a cada paso con una fuerza y velocidad arrolladora. Esa fuerza es el racional caos, que luego es cosmos, de los sueños, donde los espacios son indefinidos, y solo percibimos referencias momentáneas, como flashes, pantallazos con los que vamos construyendo felizmente una historia maravillosa. Alicia es la que nos ayuda a darle sentido al sinsentido de una “realidad soñada” siempre cambiante.
En el capítulo 3: “Una carrera en comité y una historia con cola”, se lleva a cabo una carrera en donde el espacio y el tiempo de los sueños es presentado de manera muy especial:
Lo primero que hizo fue trazar una pista para la carrera, más o menos en círculo (“la forma exacta no importa demasiado”, dijo), y luego todo el grupo se fue situando por aquí y por allá. Nadie dio la salida con el consabido “¡A la una, a las dos y a las tres! ¡Ya!”, sino que cada uno empezó a correr cuando quiso, de forma que resultaba algo difícil saber cuándo iba a terminar la carrera. Sin embargo, después de haber corrido como una media hora y estando todos ya bien secos, el Dodo exclamó súbitamente: “¡Se acabó la carrera!”, y todos se agruparon ansiosamente en su derredor, jadeando y preguntando: “Pero ¿quién, quién ha ganado?” (Carroll, pág. 51)
El espacio se presenta, y el caso del círculo es claro, como algo impreciso e irrelevante. Para esto se utiliza muy bien el recurso deíctico (aquí, allá) que refuerza la indeterminación antes planteada. En cuanto al tiempo, no aparece como algo ordenador, ya que los corredores no esperan ni un comienzo pautado, ni saben cuándo va a terminar la carrera. Sin embargo, corren un tiempo, también incierto, y se detienen ante una orden tajante; a su vez, esperan un ganador cuando, en realidad, no es lógico (teniendo en cuenta la lógica del mundo “real”) definir una carrera sin espacio ni tiempo. Pero estamos en la lógica de los sueños, y es la esencia del nonsense[1], la esencia de Alicia, la esencia de Carroll. Así se presentará toda la obra, hasta el fin, hasta la salida de los sueños de Alicia y el regreso al espacio y el tiempo de la lentitud, de la monotonía.
Lo interesante que observamos en la obra, al plantear estos cronotopos, es la idea de diferentes visiones que redefinen nuestra forma de percibir la construcción de los universos ficcionales. En Alicia los planos cronotópicos son muchos y muy variados, pero consideramos que estos dos que hemos trabajado son esenciales para el análisis planteado. Alicia se desdobla. Por un lado, duerme a la orilla del río; por otro lado, viaja a los fabulosos recovecos de su mente. Nosotros tenemos el placer de viajar con ella, con Carroll, con cada palabra que se nos presenta, hacia nuevos espacios y tiempos.
Bibliografía:
-Bajtín, M. M. “Formas del tiempo y el cronotopo en la novela”, en Problemas literarios y estéticos. La Habana. Arte y literatura, 1986.
-Barthes, Roland. S/Z. México. Siglo XXI, 1986.
-Carroll, Lewis (2007). Alicia en el país de las maravillas. La Plata. Terramar.
-Rest, Jaime (1979). “Nonsense”, en Conceptos de literatura moderna. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1991.
[1] Término inglés que designa los enunciados carentes de sentido o reveladores de una índole absurda que parece negar los principios lógicos, el empleo significativo de las palabras o el propósito comunicativo del lenguaje. (Rest, 1991, pág.96)
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