Esperamos que este espacio de construcción colectiva de experiencias lectoras transformadoras sea de utilidad y disfrute para los lectores.

Ortiz, Melina - CRONOTOPOS EN ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS DE LEWIS CARROLL


“El arte y la literatura están impregnados de valores cronotópicos, de diferentes grados y volúmenes. Cada motivo, cada momento destacable de la obra artística constituye tal valor.” (Bajtín, 1986).
Así, llamamos cronotopo a la vinculación esencial de las relaciones temporales y espaciales asimiladas artísticamente en la literatura.

En el presente escrito, intentaremos dar cuenta de relaciones cronotópicas en la novela Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, a través del análisis de cinco lexias.
Trabajaremos sobre la base del cronotopo la puerta, entendida como una vía de pasaje entre dos sitios distantes en el espacio y/o tiempo. La puerta representa el límite entre dos  mundos diferentes.
Observemos, ahora, la primera lexia seleccionada:
“[...] ardiendo de curiosidad, se puso a correr tras el conejo por la pradera, y llegó justo a tiempo para ver cómo se precipitaba en una madriguera que se abría al pie del seto. Un momento más tarde, Alicia se metía también en la madriguera, sin pararse a considerar cómo se las arreglaría después para salir.”
La inquietud, que provoca en Alicia el conejo, la mueve a perseguirlo e ingresar, al igual que el animal pero sin analizar la situación, en la madriguera. Esta última es la primera puerta que la niña atraviesa. Es una puerta que facilita el acceso -por tratarse de un hueco en la tierra- y signa la entrada de la niña en el mundo subterráneo, el inicio de una rara aventura.
Alicia desciende por una suerte de túnel muy profundo y oscuro; reflexiona acerca de su paradero futuro mientras lo hace, y al finalizar su caída se  halla -en un nuevo intento por alcanzar al conejo blanco- en un amplio vestíbulo, sola, con una situación para resolver. Miremos la segunda lexia:
“[...] se encontró ante una mesita de tres patas, toda de cristal macizo. No había nada sobre ella, salvo una diminuta llave de oro, y lo primero que se le ocurrió a Alicia fue que debía corresponder a una de las puertas del vestíbulo. Pero, ¡ay!, o las cerraduras eran demasiado grandes, o la llave era demasiado pequeña, lo cierto es que no pudo abrir ninguna puerta.”
Aquí Alicia se encuentra con puertas que, a diferencia de la primera, impiden su avance porque están cerradas. Esta condición interrumpe el proceso de descubrimiento de la niña y la angustia. El tiempo parece detenerse, estar suspendido, y el espacio tampoco puede modificarse –no hasta lograr abrir alguna puerta. Pero no en vano Alicia tiene una llave, ya que la misma debe coincidir con alguna puerta, y de encontrar la correcta dependerá su paso a través de ella.
Pasemos a la siguiente lexia elegida:
“[...] al dar la vuelta por segunda vez, descubrió una cortinilla que no había visto antes, y detrás había una puertecita de unos dos palmos de altura. Probó la llave de oro en la cerradura, y vio con alegría que ajustaba bien. Alicia abrió la puerta y se encontró con un estrecho pasadizo, no más ancho que una ratonera. Se arrodilló y al otro lado del pasadizo vio el jardín más maravilloso. [...] Pero ni siquiera podía pasar la cabeza por la abertura.”  
Tras dar con la puerta adecuada, la niña tiene habilitado el acceso. Esto permite un sutil avance en tiempo y espacio. Podemos considerar la llave como símbolo de iniciación, de apertura de la puerta hacia la aventura y hacia nuevos conocimientos.
El paso por esta puerta es trascendental, porque Alicia ya vislumbra el hermoso jardín pero aún no puede llegar hasta allí, y lograrlo será su propósito desde ese momento. Así, experimentará una serie de hechos insólitos e incoherentes, que favorecerán su evolución: aumentará y disminuirá su estatura, nadará en un mar de lágrimas, se relacionará con animales y cosas humanizados y de rasgos exagerados; incluso participará de “una merienda de locos” que no resultará de su agrado y de la que se alejará.
Veamos la cuarta lexia:
--¡Por nada del mundo volveré a poner los pies en ese lugar! --se dijo Alicia, mientras se adentraba en el bosque--. ¡Es la merienda más estúpida a la que he asistido en toda mi vida! Mientras decía estas palabras, descubrió que uno de los árboles tenía una puerta en el tronco.
--¡Qué extraño! --pensó--. Pero todo es extraño hoy. Creo que lo mejor será que entre en seguida. Y entró en el árbol.
La niña halla nuevamente una puerta facilitadora del paso, pero a diferencia de lo ocurrido en la madriguera, en esta ocasión ella decide atravesarla (sola) para continuar su aventura, y no con el fin de alcanzar al conejo. Podemos inferir que en esta “nueva realidad” Alicia ha acumulado experiencia (haber atravesado varias puertas, relacionarse con seres extraños, etc.) y, consecuentemente,  hay un crecimiento en ella, lo que la lleva a decidir que pasar por la puerta que le cede el árbol es lo más conveniente. La muchacha sabe que un cambio, algo nuevo, ocurrirá y prefiere no perder tiempo en analizar la situación (el adverbio enseguida marca un apresuramiento). Observamos un nuevo avance espacio-temporal.
Dirijamos nuestra mirada a la última lexia seleccionada:
“Una vez más se encontró en el gran vestíbulo, muy cerca de la mesita de cristal. «Esta vez haré las cosas mucho mejor», se dijo a sí misma. Y empezó por tomar la llavecita de oro y abrir la puerta que daba al jardín. Entonces se puso a mordisquear cuidadosamente la seta (se había guardado un pedazo en el bolsillo), hasta que midió poco más de un palmo. De esta manera se adentró por el estrecho pasadizo. Y entonces... estuvo por fin en el maravilloso jardín, entre las flores multicolores y las frescas fuentes.”
Alicia vuelve a encontrarse en el espacio inicial (vestíbulo), pero, claramente, ya no de la misma manera; el ensayo-error le ha permitido cierto manejo de la lógica de la “realidad subterránea” (principalmente de las formas de alteración de su tamaño). En esta nueva oportunidad, ella –que ha madurado psicológicamente en algunos aspectos- conoce el mecanismo y los procedimientos para abrir la puerta y para poder atravesar el  pasadizo, y actúa en consecuencia. Esta puerta es fundamental, ya que presenta el paso hacia el lugar principal de todo este “particular país”: el jardín de las maravillas (objetivo de Alicia). Allí, la muchacha juega un partido de cróquet con la reina de corazones, un personaje irritable que condena a muerte a todos los que le disgustan, intercambia historias con nuevos animales, y participa como testigo en un juicio donde nadie sabe de qué se está hablando. Hasta que la reina ordena que decapiten a Alicia y entonces ella despierta de su sueño, regresando a su vida “normal” al lado de su hermana.

Alicia en el País de las maravillas es una novela marcada por el cronotopo ‘puerta’. Podemos ver que esta última alude a lo peculiar, a lo distinto del espacio al que da acceso. En la puerta tiempo y espacio hacen referencia a la inminencia del cambio. A partir de su atravesamiento, Alicia comprueba que las convenciones por las cuales rige su vida cotidiana no son las únicas, ya que experimenta múltiples formas de organizar, comprender y evaluar las situaciones y las cosas diversas; y así, modifica algunas concepciones, crece interiormente.





Bibliografía:
§  Bajtín, M.M.: “Formas del tiempo y el cronotopo en la novela”, en Problemas literarios y estéticos. La Habana. Arte y Literatura. 1986.
  • Barthes, Roland: S/Z. México. Siglo XXI.1986.
  • Carroll, Lewis:  Alicia en el país de las maravillas.  Buenos Aires, Betina. 2010.

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